SiempRe HaY cApUlloSss

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martes, 28 de diciembre de 2010

La Niña Capullo


Ella miraba fijamente la palma de su mano derecha, cosas extrañan estaban surgiendo ahí.

Sin razón aparente, comenzaron a brotar pequeñas burbujas en la piel, muy pequeñas, verlas provocaba asco. Además de las pequeñas burbujas, que se agrupaban por debajo de su dedo índice, medio y anular, tres grandes pero muy grandes burbujas invadían su palma formando un triángulo equilátero, y dentro de ellas, pequeños capullos amarillos con puntos rojizos dormitaban.

No, simplemente no podía creerlo, no había razón, ni explicación, ni causa aparente… seguramente tenía una enfermedad extrañísima, su caso era único, jamás había escuchado de una niña capullo. A pesar del inmenso asco que le provocaban estas erupciones cutáneas, no podía dejar de sentirse maravillada por este suceso, este fenómeno que la hacía diferente a todos los demás habitantes de este planeta; sin duda alguna, ella era la única niña capullo sobre la faz de la Tierra.

Los capullos comenzaron a crecer, pero antes de que salieran de la burbuja que los contenía, niña capullo decidió extraer uno. Con suma delicadeza, reventó una burbuja y sacó el capullo, el cual estaba cubierto por una delgada capa de gelatina transparente y lo colocó en un plato blanco, sobre una pequeña mesa cuadrada de madera cuya única compañía era una vieja lámpara. Ahí, bajo el calor y la luz de la lámpara, capullo se abrió y si al fondo te asomabas, podías alcanzar a ver membranas blancuzcas.

Pasaron los días y niña capullo no pudo esconder su preocupación a pesar de sentir tanta fascinación, “mamá, tengo que ver a un médico” dijo ella. Cuando llegaron al consultorio, los dos capullos se habían convertido en pequeñas violetas que colgaban de dos delgados y largos tallos de un verde brillante.

“Tienes la enfermedad de no-entendió-ton” dijo la médica y niña capullo se terminó de convencer de que su caso era único y que probablemente tardarían años en encontrar la cura, de todas formas, ella podía acostumbrarse a que de su cuerpo brotaran flores violetas. La médica también le dijo que tenía que tener cuidado de no tocar cosas con esa mano, pues esa especie de hongo que tenía se expandía con facilidad hacia otras partes. Ahora niña capullo estaba convencida de que de su mejilla derecha y frente, le brotarían violetas.

Capullo en la mesa no tuvo el mismo progreso que capullo en mano, pues jamás se convirtió en flor. Niña capullo se acostumbró a traer colgando dos violetas de su mano y empezó a imaginar cómo iba a ser tener otras en su frente y mejilla, “nada de qué preocuparse” pensó.

Hasta ahora, no se sabe con exactitud cómo es que niña capullo contrajo tan peculiar enfermedad.

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